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Foto del escritorAugustinian Vocations

El carisma agustiniano de comunidad

Por Elizandro Contreras, O.S.A.

Publicado anteriormente en la Revista AGUSTINIAN, Provincia de Santo Tomás de Villanova, Invierno 2019


Desde que conocí a los agustinos, su forma de vida me ha llamado la atención, especialmente el aspecto muy importante de vivir “la experiencia comunitaria”. Aunque nací en una parroquia agustina, no fue hasta los dieciocho años que visité por primera vez una de sus comunidades. Me sorprendió ver a un grupo de hombres todos diferentes – en personalidad, edad, cultura y nacionalidad – pero profundamente dedicados a hacer realidad el mandamiento de nuestro Señor de “amar a tu Dios con todo tu corazón, alma y mente, y luego tu prójimo como a ti mismo”, intentando vivir esta creencia con un deseo compartido de Dios y teniendo como guía la Regla de San Agustín.


Fue, tal vez, su hermandad y su cuidado mutuo lo que me atrajo, o su respeto y compromiso en sus ministerios, o tal vez fue su forma de buscar Dios a través del estudio de las Escrituras ayudándoles a tener una mejor comprensión del mensaje de Dios, o posiblemente la costumbre de reunirse para orar, acompañada de una generosidad evidente que cambió mi forma de pensar sobre la vida religiosa, el sacerdocio y la vida comunitaria. Esta experiencia curó mi ceguera y cambió mi noción errónea de ver a los sacerdotes y religiosos elevados sobre las nubes, a un paso del cielo, y me di cuenta de que no estaban tan lejos de nosotros los laicos.


Aprendí los conceptos básicos de la vida comunitaria de mi madre quien como madre soltera sabía lo importante que es tener una relación de calidad con Dios, con familiares y vecinos, ya que todo es posible con su apoyo. Recuerdo que en nuestro barrio nos tratábamos como una gran familia y compartíamos muchas cosas: espirituales, emocionales y materiales.


No fue hasta que me uní a los agustinos que comencé a recorrer el camino de la conversión. En este camino, a medida que avanzo, estoy experimentando muchos cambios en mi vida. A veces siento que mi vida está en suspenso entre un otoño/invierno y principios de primavera donde una fuerza importante me recuerda que tengo que morir y dejar ir mi orgullo y apegos, que no son más que egoísmo, control y ego. Y cuando eso sucede, el frío del invierno me lleva a un estado frágil de confianza en Dios para ver que cada gracia que recibo proviene de él. Entonces, aprendo que puedo volver a crecer con una nueva actitud humilde de amor (mi primavera).


Este proceso de conversión me hizo capaz de comprender y valorar lo importante que es ser un auténtico agustino, estar en continua renovación interior para ser una persona integrada con una una relación estrecha con Cristo que pueda ayudarme a vivir auténticamente la vida comunitaria. ¿Por qué? Porque la vida comunitaria requiere sensibilidad, respeto, tolerancia, responsabilidad, humildad, apertura, confianza, sentido del humor, coraje, agradecimiento, presencia, entrega y amor. Y todo esto proviene de nosotros como individuos, no de manera mecánica. No es algo que podamos comprar online. Todo esto lo podemos experimentar sólo si estamos comprometidos en la lucha de la conversión para llegar a ser Cristo. Entonces, creo que cuanto más integrados estemos, más podremos aportar a la comunidad y tener relaciones mejores y más saludables. También podemos producir mejores frutos a través de nuestro estilo de vida como testigos de Cristo en la Iglesia.


Estoy muy agradecido con los agustinos por darme la oportunidad de ser parte de esta familia y por todo el apoyo que me está brindando la Provincia de Villanova para crecer en mi camino. de conversión, de estar a mi lado y conmigo en todo momento, de estar conmigo en una unidad de mente y corazón fijos en Dios.


 
Obtenga más información sobre lo que significa ser agustino consultando nuestras otras publicaciones de blog aquí

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